La dictadura del ángulo recto.

Imagen extraída de pinterest.

Nuestro cerebro está “programado” creo que más por educación que por evolución para intentar organizar todo en base a ángulos rectos.

Creo que es obvio que esto es lo mejor en muchos aspectos como en el aprovechamiento de materiales, organización, etc. ( si profundizáramos más, a lo mejor hasta poniamos esto en duda).

Sin embargo, a lo que me refiero yo es a lo que incumbe a mi profesión.

Cuando entro en algún espacio nuevo me pasa, por suerte cada vez menos, que intento organizar en mi mente un espacio “cuadriculado”. No en cuanto a convencional, sino en que todo gira en torno a ángulos rectos: El alicatado, con juntas a 90º, la disposición de un salón, con los sofás 90º, las temidas esquinas, los encuentros…; recuerdo ayudarme con una cuadrícula reticular debajo de mis planos en papel vegetal para organizar los nuevos proyectos. Como mucho arriesgabas y girabas la retícula 45º ¡ Qué osadia!

Pero, sinceramente, es una liberación cuando consigues deshacerte de él. Utilizarlo cuando te convenga, no por defecto. Vivan los ángulos obtusos, los agudos, las diagonales, curvas…las formas de la naturaleza.

Todo esto lo digo siendo una maniática que no consigue trabajar en una mesa redonda. Tiene que ser CUADRADA!



Creo que con excepción del Art Nouveau, o Modernismo, movimiento del que me declaro FAN, no se han prodigado estas formas.

Asi que sí, ¡Vivan los angulos no-rectos!

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