Continente vs contenido.
¿Qué es más importante? ¿Van de la mano o compiten?
Cada vez que me planteo un nuevo proyecto vuelve esta diatriba a mi cabeza. Tengo una manía, contra la que lucho incansablamente, de definir todo. Definir mi gusto, definir estilos, clasificar las cosas, lo material y lo inmaterial.
Intentando definir mi estilo, me hago preguntas. ¿Qué me gusta? ¿Un estilo más austero? ¿Algo más ecléctico y colorido? Una y otra vez me repito que me pueden gustar varias cosas sin ser infiel a mi misma.
Realmente, lo que marca la concepción de un espacio a la hora de realizar el interiorismo y la decoración, es el espacio que nos encontramos, la esencia. Es ese continente, o contenedor, lo que nos llevará a un sitio o a otro. Continente y contenido no pueden competir, porque perderían ambos. Deben formar un equipo, reforzarse uno a otro.
Un contenedor con mucho carácter necesita una intervención mucho menos protagonista, al menos a primera vista. Debe potenciar ese carácter de una manera discreta, sin avasallarlo . Debemos buscar la esencia del espacio, buscar los elementos para potenciar lo que fue en su origen, amarlo desde el principio. Respetar los elementos originales, las proporciones, los trabajos que se hacían antaño, muchas veces de artesanía o irrepetibles. Para mí, estos son los proyectos top.
Otro escenario en el que nos podemos encontrar, es el de un continente que no nos diga nada, más anodino. En tal caso, podemos jugar, recrearnos con el contenido y darle todo el protagonismo, porque la caja nos deja.
Dicho esto, acepto que tengo un gusto variado, que depende y se adapta al contenedor que me encuentre. Eso si, en todos intento dejar plasmada mi ilusión por cada uno de ellos.